Se supone que uno debe ser feliz en su cumpleaños...
El caso es que, cuando las nubes grises no son las del cielo, como en Berlín, sino adentro de uno, las ganas de festejar son pocas.
Debe ser por eso la costumbre de la gente que lo llama y felicita: para levantarle los ánimos...
jueves, 18 de diciembre de 2008
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